El agua de El agua de mar contiene todos los
elementos de la tabla periódicaen forma orgánica y por tanto biodisponible;y
en las proporciones exactas que el organismo necesita. Por tanto su ingesta
no sólo puede ser una solución circunstancial al problema de desnutrición de
millones de personas sino un sencillo remedio ante numerosas patologías. Que
algo tan importante no lo asuma la sociedad es sencillamente incomprensible.
De hecho el autor de este texto coordina una iniciativa que tiene por objeto
construir oasis y dispensarios marinos en toda zona en la que haya
desnutrición y/o hambruna. Una iniciativa digna de apoyo.
Todos nos
hemos hecho alguna vez las clásicas preguntas de ¿quién soy?, ¿de dónde vengo? y ¿a dónde voy? Y una
repuesta muy simple y puramente material podría ser la de soy agua de mar, vengo del mar y volveré al mar.
Y es que las conexiones de nuestros organismos con el mar son más que
evidentes y obedecen a hechos biológicos universales incuestionables.
Actualmente un hecho se convierte en “ciencia” cuando se ha constatado
cientos o miles de veces y se ha publicado en revistas de “prestigio” pero un
hecho biológico es pura ciencia per se
ya que se constata miles de millones de veces al día en todo el planeta. Y
hoy hay al menos cuatro hechos biológicossobre los que hay consenso
universal:
1º) La primera célula
apareció en el mar hará unos 3.800 millones de años (en la era Precámbrica).
2º)
Nuestros cuerpos están constituidos en un 70-85% de un líquido
salado(depende
de la edad pues nos “secamos” a medida que envejecemos).
3º) La salinidad del mar cuando los primeros animales
marinos se adentraron en tierra era del 9%. Idéntica pues a la salinidad de
nuestro medio interno actual (9 gramos de sales marinas por litro de sangre).
4º) Nuestra sangre tiene los mismos minerales que el agua de mar.
CONEXIONES
DE NUESTRO MEDIO INTERNO CON EL MAR
1ª
conexión: la primera célula animal surgió en el mar.
En
la actualidad existe consenso a nivel científico de que la vida apareció en
la Tierra -cuando ésta se encontraba totalmente cubierta por las aguas y la
temperatura era de unos 44º C- con el surgimiento de un ser unicelular que
con el tiempo se multiplicaría pasando al estado pluricelular y daría luego
lugar a seres con un sistema circulatorio compuesto por agua de mar en lugar
de sangre. Hasta que finalmente, tras cientos de millones de años, tales
seres se convertirían en “comunidades celulares andantes” con más de tres
trillones de células: los organismos humanos. Células capaces de efectuar ya
¡más de diez mil reacciones bioquímicas por segundo! lo que indica el
potencial que posee cada ser humano para autorreparar el cuerpo. Prueba de
ello es que cada día mueren en él cientos de millones de células que se
reponen sobre la marcha. ¿Cómo puede pues extrañarle a alguien que nuestro
organismo sea capaz de curar por sí mismo el 90% de las enfermedades?
(obviamente cuando no se impide ese proceso de curación llevando una vida
impropia y siempre que nuestro sistema inmune esté en condiciones).
En suma, procedemos del mar. Es en él donde surgió la primera célula, la
célula-madre que dio origen a todos los seres vivos que hoy habitamos el
planeta. Ahora bien, ¿y cómo obtuvieron las células la energía que
precisaban? Pues de las radiaciones procedentes del sol y del resto del
universo. ¿Y el alimento? Pues, sencillamente, del agua de mar en el que
flotaban. Porque el agua de mar contiene los 118 elementos de la tabla
periódica en su forma orgánica y biodisponible, todoslos que conforman
los minerales, los aminoácidos, las proteínas, los ácidos nucleicos, los
hidratos de carbono, las grasas, las vitaminas y los gases (oxígeno,
hidrógeno y ácido carbónico). Es más, el mar guarda hasta la memoria de la
influencia de las vibraciones electromagnéticas, los volcanes marinos y los
movimientos cósmicos luego, ¿cómo puede decir alguien en serio que también el
agua del mar se puede sintetizar?
Pues bien, toda esa sabiduría y poder que recibió en y del mar la fue
grabando la célula en el ADN para después transmitirla a sus descendientes en
forma de código genético. Y es que como bien dijo el Dr. Vlés en 1997 “la biología no es otra cosa que la ciencia del
agua”.
2ª
conexión:los animales terrestres fueron antes marinos.
Está
constatado que cuando las aguas comenzaron a descender y aparecieron los
continentes algunos animales marinos emigraron a tierra pero mantuvieron
su sustrato marino -el agua de mar- en su medio interno. Y esa agua se ha ido
heredando generación tras generación. Estamos
pues constituidos aún hoy de agua de mar.
Cada uno de nosotros lleva en sus venas un fluido salado que combina el
sodio, el potasio y el calcio en una proporción casi igual a la de nuestra
propia sangre. Las lágrimas, las secreciones de la nariz, los orines, el
sudor y hasta nuestra propia sangre tiene por eso sabor salado.
3º
conexión:la salinidad del mar es similar a la de nuestro medio
interno.
Cuando
apareció la vida en el mar la concentración de sales era del 9%; es decir, de
9 gramos por litro de agua de mar. Y ésa es también la proporción que hay hoy
en nuestro medio interno: 9 gramos por litro de sangre. Que es la misma en
todos los animales y plantas.
Una similitud que sugiere pues que los seres humanos conservamos una memoria
acuática –atávica- de nuestros orígenes, como si fuera una carta de identidad
biológica que nos recuerda en cada momento nuestro origen marino.
Hoy se sabe además que el grado de salinidad de mares y océanos no es tan
importante como su forma panatómica, idéntica en todos los mares del
planeta.
4º
conexión:los minerales del mar son los mismos que los de
nuestro medio interno.
Todos
los minerales existentes en el planeta se hallan en el agua de mar. Los 118
elementos de la tabla periódica elaborada por Mendeleiev en 1834… más los que quedan por descubrir.
El 84% son moléculas de sodio y cloro y el 14% de azufre, magnesio, potasio y
calcio. Los demás elementos se hallan en el restante 2% por lo que la célula
los necesita sólo en muy pequeñas cantidades y de ahí que se les denomine
oligoelementos (algunos del orden de 10-18). Podría pues decirse
que se encuentran en proporciones homeopáticas.
Obviamente todos esos elementos los aportan el suelo submarino, las costas y
las lluvias que arrastran todas las sustancias -vivas y muertas- procedentes
del reino vegetal, mineral y animal. Todos terminamos pues volviendo al mar que vuelve a
transformar todo lo que recibe en elementos orgánicos, fenómeno que se conoce
como biocenósis y llevan a cabo el zooplancton y el fitoplancton. Y es que no
es lo mismo tomar un mineral en su estado inorgánico procedente directamente
de la tierra que una vez transformado por las plantas y/o digerido por un
animal.
Cabe agregar algo muy importante: el agua de mar es el mayor disolvente
natural del planeta. Lo confirmó clínicamente el doctor Georges de la Fargué y lo demostró
luego en el Congreso Internacional
de Talasoterapia celebrado en Cannes en 1957. Disuelve una gran
variedad de sólidos, líquidos y gases.
Es más, desactiva toda bacteria patógena e impide su proliferación mientras
respeta las bacterias beneficiosas para la vida.
EL AGUA
DEL MAR ES UN NUTRIENTE
Llegados a
este punto debemos decir que fue René
Quinton quien difundió los fundamentos, propiedades y leyes
que explican por qué el agua de mar es un auténtico nutriente. De hecho solo
con su ingesta salvó miles de vidas, especialmente niños desnutridos que
vomitaban toda clase de alimentos. Demostrando que la simple ingesta de agua
de mar puede salvar la vida a los millones de niños y adultos que mueren cada
año de desnutrición en el mundo. Y es que la desnutrición lleva
inexorablemente al déficit de minerales y éste a la acidificación del
organismo, causa de la mayoría de las llamadas enfermedades degenerativas y
el cáncer.
Un problema que sin embargo se puede resolver en buena parte de las ocasiones
ingiriendo simplemente agua de mar y complementándolo con la ingesta de algas
-como la espirulina- pero
sobre todo de salicornia, una
planta muy rica en proteínas que puede plantarse cerca del agua de mar ya que
la tolera perfectamente sin que además importe la aridez y sequedad del
terreno donde se plante (por desértico que éste sea). De ahí la propuesta de
la fundación que hoy me honro en presidir de crear en todo lugar donde haya
hambruna “oasis marinos” usando esta planta. Evitarían millones de muertes
por desnutrición.
Cabe agregar que también la avitaminosis suele deberse a menudo al déficit de
minerales ya que sin éstos las vitaminas no se pueden absorber. Y todos ellos
están el agua de mar. Su ingesta asegura además los oligoelementos que el
cuerpo necesita y cuya carencia puede dar lugar a muy diversas patologías.
Por eso hoy se comercializan elementos-traza en forma de diversas sales
(gluconato, pidolato, orotato, etc.) pero utilizando una técnica industrial a
base de “ligands” -una especie de cemento- a fin de resolver el problema de
la asimilación orgánica… a pesar de lo cual a menudo no se logra atravesar la
mucosa intestinal. Con la ingesta de agua de mar en cambio ese riesgo no
existe: la absorción en el intestino de los oligoelementos está
asegurada.
CLAUDE
BERNARD, RENÉ QUINTON Y NUESTRO ACUARIO MARINO
Sería Claude Bernard –considerado el
“padre de la Fisiología”- quien descubriría que más de dos terceras partes de
nuestro organismo está compuesto de “agua” y así lo expuso en su célebre obra
Introducción al estudio de la medicina
experimental. Es decir, constató que el agua es la condición
primigenia e indispensable para toda manifestación vital. Por eso uno no
puede dejar de preguntarse cómo es posible que ello sea ignorado aún por
tantos médicos y científicos y se plantee cuándo la arrogancia que precede a
la ignorancia en el ámbito del conocimiento va a dejar de ser la gota de agua
que no deje ver la grandeza del agua de mar.
¿Hasta cuándo va a permitirse que mueran diez millones de personas cada año
por desnutrición cuando la simple ingesta de agua de mar podría salvarles la
vida? Que nuestro cuerpo sea en un 70% agua de mar isotónica y la inmensa
mayoría de las personas –médicos incluidos- aún no lo sepa es incomprensible.
Y eso que ya Claude Bernard explicó en su día cosas como que…
…el cerebro humano es agua en un 75%.
…la sangre contiene un 78% de agua y un 22 % de elementos sólidos.
…el líquido amniótico en el que flotan los bebés dentro de sus madres es en
un 94% agua de mar isotónica.
….al nacer el bebé –cuando “emigra” a tierra- él mismo es agua en un 80%
aunque a medida que crezca se vaya “desecando”.
Porque envejecer es sinónimo de desecarse y arrugarse. Nos deshidratamos. Y
la deshidratación conduce a menudo al dolor, a la enfermedad y, en algunos
casos, a la muerte. De hecho como bien asegura el médico iraní F. Batmanghelidj Batmanghelidj la
mayor parte de las enfermedades las causa la carencia crónica de agua. Es
decir, son consecuencia de no beber la suficiente cantidad cada día (vea en
nuestra web –www.dsalud.com-
el artículo que con el título Por qué
ingerir poca agua es causa de tantas enfermedades apareció en los
números 55 y 56 de la revista).
Entiéndase bien: sin agua no hay vida: Y si el agua es imprescindible para
conservar y perpetuar la vida también lo es para crear una nueva vida porque
sin agua no hay semen, ni el espermatozoide podría alcanzar al óvulo humano
para fecundarlo, ni habría líquido amniótico, ni sangre, ni linfa, ni jugos
digestivos, ni orines, ni sudor… Solo que esa agua debe estar limpia, libre
de tóxicos. De ahí que para mantener la salud sea imprescindible mantener
limpio el líquido extracelular que rodea y baña las células.
Añadiremos que muchas personas piensan –porque interesadamente se les ha
hecho creer- que beber de agua de mar es contraproducente o peligroso y nada
más alejado de la verdad. La ingesta de agua de mar ni es tóxica ni produce
efectos secundarios desagradables. Y no puede transmitir microbios patógenos.
Por eso es tan importante tanto para prevenir patologías como para
superarlas.
Ahora bien, nuestra agua interna debe estar limpia. Y para eso hay que
desintoxicar el organismo a fondo. René Quinton puso un ejemplo muy gráfico
al recordarnos que los peces viven alegremente en el agua limpia de acuarios
y peceras pero si se deja que se ensucie éstos perderán su vigor y pueden
morir. Sin embargo, si se renueva a tiempo el agua su fuerza y vivacidad
reaparecen de inmediato. Bueno, pues lo mismo pasa en nuestro “acuario”
humano: si lo intoxicamos -toxinas, fármacos, etc.- podemos enfermar e
incluso morir.
Hace falta pues un medio interno limpio… y nutrido. Y el agua de mar puede
cumplir esa doble función.
Porque el agua de mar es, literalmente, similar a la sangre.
Es más, René Quinton rebatió los postulados de Luis Pasteur. Para éste toda
enfermedad es provocada por un microbio patógeno que hay que combatir con un
antimicrobiano específico. Para Quinton los gérmenes no son la causa de las
enfermedades sino sus consecuencias y defendería que basta proporcionar al
organismo agua de mar para que los microbios patógenos desaparezcan.
¿Y POR
QUÉ CURA EL AGUA DE MAR?
Pues el agua
de mar es curativa porque como antes dijimos contiene todos los minerales y
oligoelementos del planeta en su forma orgánica y es pues fácilmente
asimilable. Bastando la ingesta de tres vasitos de agua de mar al día. Sin
necesidad de purificarla y obtenida en cualquier lugar del mundo y no en
lugares concretos. Beberla a diario tiene de hecho un impacto terapéutico
considerable puesto que la mayoría de las enfermedades cursan con
desequilibrio electrolítico -es decir, con pérdida de minerales- y el agua de
mar los repone en la proporción exacta que el organismo necesita.
En suma, el agua de mar nos asegura el aporte de los minerales y ello la
asimilación de las vitaminas que a su vez son necesarias para que tengamos
enzimas. Sin olvidar que la limpieza del medio interno nos asegura la
regeneración celular. Y tal es en realidad el objetivo de todas las terapias
de la medicina, tanto de la convencional como de la alternativa.
Por si fuera poco el agua de mar, dada la cantidad de ADN que contiene,
transmite a las células la información de los orígenes, la que las generó
pero en la forma más pura: la original. Sin desnaturalizaciones ni
“mutaciones”. Lo explicó bien en su libro Cómo
prolongar la vida el ruso Alexandre
Bogomoletz: "La
renovación periódica y permanente del medio interior lo rejuvenece".
Y es que no hay enfermedades sino enfermos. La enfermedad no es más que
la incapacidad del organismo para restablecer el equilibrio
homeostático.
EL
PORQUÉ DE UN OASIS MARINO
Finalizo
explicando que las razones de proponer construir oasis marinos son pues
fáciles de entender:
1) Permite nutrir a
cualquier persona hambrienta y ayudar a otras muchas a recuperar la salud.
2) El coste es muy
pequeño ya que sólo se requiere agua de mar y plantas halófilas -como la
salicornia- que ¡pueden ser regadas con ella! así como los medios para hacer
un sencillo canal hasta el oasis artificialmente creado.
3) El oasis marino
terminaría siendo en realidad un manglar cuyas hojas servirían para alimentar
tanto a los animales salvajes de la zona como ganado doméstico que estaría a
salvo de enfermedades ya que podría ser tratado en caso de necesidad con
bolas de sal integral o de agua de mar evitando así la aparición de las
garrapatas que transmiten la piroplasmosis y la anaplasmosis, patologías que
hoy diezman al ganado.
4) Los oasis marinos
contribuirían al enfriamiento del planeta puesto que por cada hectárea
de desierto que se forestara se obtendrían unas 10 toneladas de CO2
cuyo bióxido de carbono se fijaría en el suelo enriqueciéndolo. Es más,
muchos desiertos podrían ser convertidos en grandes zonas verdes. Y si
alguien lo duda sepa que ya en la Universidadde
Pisa se han cultivado tomates regados sólo con agua de mar que
además poseen propiedades antioxidantes y anticancerígenasque no
poseen los tomates regados con agua dulce.
En definitiva,
los oasis marinos no sólo podrían contribuir a acabar con la hambruna en el
mundo y ayudar a sanar a muchos enfermos sino a alimentar ganado, a
enriquecer los suelos, a dotar de mejores propiedades a algunas plantas y
frutas, a convertir zonas desérticas en vergeles y a contribuir a enfriar el
planeta. Además, obviamente, de devolver la dignidad y la alegría de vivir a
muchos de los seres humanos que pueblan hoy el Tercer Mundo. Y todo ello con
una inversión mínima.
Francisco-García
Donas Navarro
Presidente
del Proyecto Oasis y Dispensarios marinos
pacogarciadonas@hotmail.com |
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