Todo el mundo sabe que el espárrago es rico en fibra pero no tantos que se trata de uno de los productos naturales con más posibilidades terapéuticas. Y es que no sólo es el vegetal más rico en glutatión -reconocido antioxidante anticancerígeno- sino que contiene saponinas, compuestos fitoquímicos bioactivos a los que se les reconoce científicamente
RAGOSactividad
antitumoral frente a distintas líneas celulares cancerígenas. Además es rico
en rutina, flavonoide de amplias propiedades antioxidantes y antitumorales.
Comer espárragos por tanto –salvo que se sea alérgico a ellos- es bueno
para todos pero especialmente recomendable para los enfermos de cáncer. Algo
que ya se explicaba en los tratados de medicinas milenarias como el Ayurveda.
Una de las
mejores opciones culinarias en primavera -por su sabor y contribución a una
alimentación saludable- es incluir los espárragos en nuestra alimentación. De
ellos dice un dicho popular: “Los de
abril para mí, los de mayo para el amo y los de junio para ninguno”.
Especialmente los tallos y brotes tiernos -llamados turiones- de la Asparagus officinalis (de la familia de
las Liliáceas), la planta
esparraguera más conocida de las 240 especies existentes y que es la única
comestible cultivada en España. Y, por supuesto, las especies silvestres que
crecen espontáneamente en numerosas regiones y se conocen como espárragos
trigueros, negros o amargos por encontrarse en eriales abandonados y, a
menudo, protegidos por olivos centenarios.
Desde el punto de vista del consumo podemos hablar de dos tipos de
espárragos: el verde pequeño y delgado que crece a la luz del sol y el
blanco, más grande, grueso y que, a diferencia del anterior, crece bajo
tierra por lo que al no darle el sol carece de clorofila, el pigmento
responsable del color verde de los vegetales.
En cuanto a sus propiedades empezaremos diciendo que en su forma silvestre el
espárrago se consumía en la Grecia y Roma antiguas como diurético, para
aumentar el flujo de orina, para limpiar los riñones y para evitar la
formación de cálculos renales. Pero es en Asia donde aún conserva su
condición de vegetal medicinal y como tal está presente en sistemas médicos
tan antiguos como el Ayurveda,
el Siddha y el Unani, tenidos aún hoy en cuenta por el
Sistema Nacional de Salud hindú.
Hoy se sabe que los espárragos son ricos en agua orgánica, fibra y proteínas
y no contienen ni azúcares ni grasas lo que los convierte en alimento idóneo
para adelgazar. Además contienen vitaminas A –en forma de betacarotenos-, C y
E así como cantidades importantes de minerales como el potasio -de ahí su
propiedad diurética y que sean beneficiosos en casos de hipertensión-, el
hierro, el fósforo, el yodo y, ya en menor proporción, el calcio y el
magnesio. Lo que no es tan conocido es que los espárragos son además potentes
antioxidantes y, por ende, anticancerígenos; y es que es el vegetal más rico
en glutatión. Sin olvidar que
también contienen flavonoides, saponinas y
folatos.
EL
GLUTATIÓN, POTENTE ANTICANCERÍGENO
¿Y qué es el glutatión? Pues un tripéptido
constituido por tres aminoácidos -la glicina, la cisteína y el ácido
glutámico- que actúa como potente antioxidante intracelular reduciendo
especies reactivas del oxígeno como el peróxido de hidrógeno gracias a la
enzima glutatión peroxidasa.
El Instituto Nacional del Cáncer
de Estados Unidos simplifica su definición así: “Sustancia que se encuentra en los tejidos vegetales y animales
desempeñando numerosas funciones en la célula como la activación de ciertas
enzimas y la destrucción de compuestos tóxicos y sustancias químicas que
contienen oxígeno”. Por eso el Instituto
para la Prevención del Cáncer
estadounidense, a través del investigador Komninou Despina, lo define a su vez como “un elemento importante en la lucha contra el
cáncer”.
Y es que el glutatión
ayuda a afrontar el cáncer de tres formas: como preventivo, como herramienta
terapéutica frente a las células tumorales y como adyuvante de los
tratamientos convencionales al reducir sus efectos secundarios.
Como preventivo al neutralizar el efecto perjudicial de los radicales libres
de origen endógeno derivados de la producción de energía y otras actividades
metabólicas celulares pero, sobre todo, de los provocados por agresiones
exógenas, la mala alimentación, los tóxicos ambientales, las radiaciones
electromagnéticas, etc. (los radicales libres se consideran altamente
cancerígenos). Sin olvidar que potencia el efecto antioxidante de las
vitaminas C y E así como del selenio. Es más, no sólo previene la mutación del
ADN celular sino que contribuye a reparar el ADN dañado.
En la fase activa del cáncer el glutatión
también juega un papel importante por su influencia en el sistema inmune ya
que está directamente involucrado en la réplica y crecimiento de los
linfocitos T, glóbulos blancos básicos en el funcionamiento del sistema
inmune. Está demostrado que niveles bajos de glutatión provocan una actividad inadecuada de las células
T. Un estudio hecho en Japón con seis personas con hepatocarcinoma a las que
se dio 5 gramos diarios de glutatión
de forma oral finalizó con la regresión o estancamiento del crecimiento del
tumor en tres pacientes. Otro tuvo una reducción del marcador tumoral
alfa-fetoproteína de 496 a 5 y dos sobrevivieron un año. Hasta tal punto se
considera importante que el área de Quimioterapia del Instituto Nacional del Cáncer de
Estados Unidos ha desarrollado medicamentos anticancerígenos como el NAC oN-acetilcisteina,
fármaco destinado a elevar los niveles de glutatión
en el organismo.
Cabe agregar que el glutatión
es también desintoxicante pues ayuda a neutralizar y/o eliminar del organismo
un amplio número de carcinógenos y mutágenos. De hecho los investigadores Balansky, Conaway y Witschi demostraron que el NAC
inhibe los tipos de cáncer inducidos por toxinas como el uretano, lanitrosamina, la doxorubicina
y la etillnitrosourea.
Y son varios los estudios en seres humanos que demuestran que disminuye
notablemente los efectos de la quimioterapia.
ESPÁRRAGOS
Y SAPONINAS
En cuanto a
las saponinas el Instituto Nacional del Cáncer
estadounidense reconoce en su diccionario sobre cáncer que son compuestos que
además de ayudar a bajar el nivel de colesterol “puede tener efectos importantes contra el cáncer”. Chee-kok Chin, investigador del
departamento de Biología y Patologías Vegetales de la Universidad Rutgers de New Jersey
(EEUU) que ha dedicado buena parte de su trabajo a mejorar las propiedades
del espárrago, asevera que una de tales saponinas,
la protodioscina, no sólo es
afrodisíaca y la ingesta de su extracto aumenta la libido en ambos sexos así
como la producción de espermatozoides en el hombre sino que además reduce la
absorción de lípidos, mejora la circulación sanguínea e inhibe el crecimiento
de las células tumorales. De hecho probó la protodioscina en la línea celular de la leucemia HL-60
constatando que inhibe eficazmente el crecimiento de esas células cancerosas
por lo que tras proseguir sus investigaciones terminaría presentando la
sustancia al Instituto Nacional del
Cáncer –organismo encargado de evaluar las sustancias con
potencial actividad antitumoral en diferentes grupos de líneas celulares de
cáncer- demostrando que logra el mismo efecto en líneas celulares de colon y
en melanomas. Otros datos preliminares mostrarían que los ratones que consumen
extracto acuoso de protodioscina presentaban
una reducción significativa de aparición y crecimiento del cáncer de piel.
Curiosamente el patrón de distribución muestra que la protodioscina se encuentra
predominantemente en la parte inferior de los espárragos y sólo una pequeña
fracción está situada en la parte superior.
Añadiremos que otra saponina,
la Asparanina A, ha obtenido
en investigaciones chinas efectuadas en el Laboratory
of Carcinogenesis and Intervention de la China Pharmaceutical University de
Nanjing resultados prometedores en hepatocarcinomas humanos.
LOS
FLAVONOIDES, BUENOS ANTIOXIDANTES
Los espárragos
son asimismo una rica fuente de flavonoides
-especialmentederutina,
un potente antioxidante- por lo que protegen de los rayos ultravioletas, de
la contaminación por metales tóxicos -como el plomo y el mercurio- y de
numerosas sustancias químicas presentes hoy en los alimentos como los
colorantes, los conservantes, etc. Asimismo inhiben la oxidación de las
lipoproteínas de baja densidad (LDL)
y tienen efectos antiinflamatorios y antialérgicos. Y al limitar la acción de
los radicales libres reducen el riesgo de cáncer, mejoran los síntomas
alérgicos y de la artritis, aumentan la actividad de la vitamina C, bloquean
la progresión de las cataratas y la degeneración macular, reducen los sofocos
en la menopausia y alivian otros síntomas.
Flavonoides que se encuentran en las frutas, las verduras, los frutos secos,
las semillas, las flores, el cacao y otros alimentos entre los que se
encuentran los espárragos, una de las fuentes más ricas de nuestra dieta en
al menos uno de ellos, la rutina,cuyas
propiedades antiinflamatorias, antiespasmódicas y antialérgicas son tan
conocidas como su capacidad preventiva ante las infecciones bacterianas y el
desarrollo tumoral. Sin olvidar que ayuda a absorber la vitamina C impidiendo
su oxidación.
Eso sí, en contraste con la protodioscina,
abundante en la base del espárrago, el nivel más elevado de rutina está en la parte superior. “Creo que si los consumidores fueran conscientes de
los beneficios positivos para la salud de la rutinay la protodioscina–escribe Chee-kok
Chin- y además supieran que los
espárragos son una fuente relativamente rica de ambas sustancias aumentaría
la ingesta de los mismos. De hecho en Estados Unidos la mayoría de los
consumidores prefiere hoy obtener los nutrientes deseables de alimentos
naturales en vez de ingerir píldoras y suplementos. Por tanto, la obtención
de protodioscinay rutinade los espárragos es una opción atractiva”.
EL
ÁCIDO FÓLICO, ESENCIAL PARA EL ADN
La tercera
sustancia en la que son ricos los espárragos son los folatos –cuya forma amiónica es el ácido fólico o vitamina B9-,
necesarios para la formación de las proteínas estructurales y de la
hemoglobina. Son además elementos básicos para la síntesis de purinas,
compuestos que forman parte de los nucleótidos, sustancias presentes en el
ADN y el ARN y por tanto esenciales en la división celular. Pero cuando es
especialmente importante la presencia de ácido
fólico es en los períodos de división y crecimiento celular
rápido tanto en la infancia como durante el embarazo. De hecho su déficit
puede provocar graves problemas en el feto y causar malformaciones, anemias,
nacimientos prematuros y bebés nacidos con poco peso. También regula la
formación de homocisteína,
sustancia que a niveles elevados daña las paredes de los vasos sanguíneos y
contribuye con ello a la acumulación de placas.
Por lo que se refiere al cáncer se ha sugerido que el folato puede ayudar a prevenirlo por su
participación en la síntesis, reparación y funcionamiento del ADNy por el
hecho de que su déficit en el organismo puede provocar daños en el ADN lo que
podría conducir al desarrollo tumoral. Las dietas altas en folatos -sobre todo si proceden de
alimentos naturales- se asocian de hecho a una menor incidencia de cáncer
colorrectal y cáncer de pecho.
En suma, del espárrago se aprovecha todo. Un estudio de la empresa española AZTI Tecnalia de Investigación Marina y
Alimentaria asegura por ejemplo que la parte que suele desecharse podría
utilizarse para fabricar preparados de fibra que agregar en los cereales, la
bollería, los productos lácteos y los zumos.
Para finalizar queremos hacernos eco de una receta que aparece en numerosas
fuentes documentales en las que se asegura que los espárragos ayudan
eficazmente a tratar el cáncer pues aunque no podemos dar fe experimental de
su eficacia su simplicidad y su carácter natural garantizan que saludable sí
es. El procedimiento es simple y consiste en introducir espárragos cocidos en
una licuadora/batidora, hacer con ellos un puré, almacenar éste en el
refrigerador en un envase herméticamente cerrado y tomar 4 cucharadas grandes
por la mañana y otras 4 por la noche. Cantidad que en realidad podría
aumentarse sin problema ya que el carácter natural del producto y su
inocuidad permite una ingesta mayor. Además se puede diluir en agua y tomarlo
como bebida, bien fría, bien caliente. Se afirma que en pocas semanas se
constatan los beneficios.
Sonia
Barahona
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